ACUERDOS DE BUENA CONDUCTA
- Childhood Academy
- 19 sept 2018
- 4 Min. de lectura
Te has preguntado alguna vez:
-¿Por qué a todo me responde no quiero?
-¿Por qué hace las cosas intentando agradarme?
-¿Por qué se sube a todo lado?
-¿Por qué le gusta jugar con lo que no debe?
-¿Por qué no me hace caso?
(Lee hasta el final si las respuestas quieres encontrar)
El propósito de establecer acuerdos para obtener conductas positivas es crear con tu pequeño lazos afectivos sanos y eficientes, para esto, debemos comenzar a utilizar ciertas estrategias desde que son bebes. Desde aquí los niños actúan intuitivamente y solo con el hecho de repetir acciones en el día a día en un orden especifico ya les estamos creando hábitos como por ejemplo: si su alimentación es normalmente en el mismo lugar, si tienen horarios para recibir su baño y para su descanso, si tienen horas de sol, si la persona a su cuidado dice la misma palabra antes de una acción específica, etc. Si tu pequeño ya no es un bebe, no te alarmes, no es tarde para hacerlo, cabe resaltar, que como adultos debemos fomentar en los niños unas pautas de comportamiento para convertirlas en habito y que se transformen en conducta.
Para que esto se dé de la mejor manera es necesario que los adultos conozcan las características básicas de la etapa de desarrollo (puedes preguntarle a su pediatra o en su jardín) en la que están sus pequeños, esto será fundamental para saber el nivel de exigencia que deben tener con ellos para no excederse y saber que hay que aceptar, a que hay que tenerle un poco de paciencia y que se debe modificar en las pautas de crianza. Aquí te doy una pista: Desde el segundo año de vida hasta aproximadamente los 8 años, los niños están en una etapa de egocentrismo que es natural en su desarrollo y se comprende mejor de la siguiente manera: Les presento el CREDO DEL CAMINADOR:
“¡Lo que es mío, es mío Lo que es tuyo, es mío Si me gusta, es mío Si se parece al mío, es mío Si esta en mi mano, es mío Si yo lo vi primero, es mío Si es tuyo y yo lo quiero, es mío Si esta roto o se rompe, es tuyo!”
Para ellos, es así de sencillo.
Sinceramente, solo quien esta al cuidado de los niños y en especial las madres tienen una conexión inexplicable con ellos y gracias a eso logran anticipar con más facilidad la conducta de sus pequeños frente a diversos acontecimientos en su vida diaria, lo anterior, no significa que los demás no lo logren, solo deben tener un poco de paciencia y observar el comportamiento de los niños aprendiendo su forma de actuar, reaccionar y reflexionar ante asuntos no previstos. Prever la conducta del niño nos hará adaptar las situaciones con el fin de que poco a poco sean mas sencillas para él y no afecten su comportamiento.
Hay tres recomendaciones para los adultos:
1-
Es muy importante reconocer los sentimientos del niño y reconocer sus deseos, así será el primer paso para comprender que ellos no lloran o presentan conductas no adecuadas porque si y no deben ser regañados solo por el hecho de llorar o gritar y que a los adultos les incomode. Nuestros pequeños siempre tendrán una razón y nadie más la sabe sino ellos mismos, ¡Ah!, y si no saben hablar, intenta interpretarlo. Según estos sentimientos o estos deseos podremos saber que podemos hacer para que su llanto o su conducta inadecuada se detengan.
2-
Debe ser imprescindible comunicar las reglas que hay en el contexto y lugar que nos encontremos, los niños deben saber que hay normas y para unas bases de buena convivencia estas deben ser especificas con consecuencias inmediatas, no sirve de nada si la consecuencia es después ya que no lo va a asociar con su mal comportamiento. Tu voz debe ser firme, sin regañarlo y mucho menos gritarle, pero si en un tono mas alto donde el logre diferenciar tu molestia con tu cariño.
3-
Al percibir una conducta inadecuada en el niño, luego de reconocer su necesidad y de comunicarle las reglas debemos darle opciones positivas. Esto significa cederle el control a él de escoger que prefiere hacer y no lo que el adulto le imponga, esto se traduce en compartir el manejo de la situación con nuestro pequeño, que el sienta que la solución es colectiva y no de imponer un poder sobre él.
Hagan el ejercicio siempre teniendo en cuenta estas indicaciones: -Prometiendo cosas que puedan cumplir (no les prometamos en vano porque ya después no nos creerán). -Estando a la altura de ellos… ¿Y cuál es? la altura donde podamos tener contacto visual con ellos, ellos lo necesitan. -Transmitiendo un mensaje de: TU ERES IMPORTANTE PARA MI.
Ahí crearemos acuerdos de buena conducta con nuestros niños.
Adicional, a continuación se encuentra la descripción de los diferentes ambientes a los que puede pertenecer un niño, según eso sabrán si es necesario modificar en este aspecto el contexto en el que se desenvuelve el pequeño para brindarle un desarrollo óptimo o solo fortalecerlo.
AMBIENTE DIRECTIVO 1. Califican la conducta (berrinche, malcriado, maleducado).
2. Dan ordenes.
3. Utilizan estrategias de control:
-Amenazas (si no…)
-Represión (aquí te vas a quedar).
4. No comparten el control.
AMBIENTE DE APOYO
1. Describen la conducta del niño y sus propios sentimientos
2. Valoran las fortalezas del niño
3. Dan opciones y por ello comparten el control
4. Todas las consecuencias se dan en el momento.
Por último,
¿Recuerdas las preguntas que nos hicimos al principio? Pues bueno,
Los niños te responderán a todo no quiero porque están centrados en si mismos (la etapa de su egocentrismo, ¿recuerdas?).
Tratará de agradarte siempre porque sus acciones están orientadas a los adultos, a la búsqueda de su aprobación, están descubriendo su concepto de lo que esta bien y esta mal.
Nuestros pequeños quieren subirse a todo lado porque están en pleno desarrollo de sus capacidades motoras, buscan retos y están llenos de curiosidad, igual, debemos establecer limites y hacer acuerdos comunes.
Si juegan con lo que no deben, es porque tienen una necesidad de limites, es necesario hacer esos acuerdos de buena conducta y proporcionar un ambiente seguro.
Los niños no hacen caso en la mayoría de los casos por que han tenido una educación imponente, de amenaza o de reproche y tiene lasos afectivos débiles con sus cuidadores.
¡MANOS A LA OBRA!
Daniela Escobar Florez
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