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HABITOS ALIMENTICIOS EN LOS NIÑOS

Desde el nacimiento hasta los 6 meses de edad aproximadamente, nunca menos tiempo posiblemente más, es fundamental la lactancia materna por un sinnúmero de razones, una de es que aporta nutrientes prácticamente imposibles de imitar o reemplazar. A partir de este momento, en la alimentación complementaria comienza la introducción de los niños a los diferentes grupos de alimentos que nos rodean y junto con eso se comienzan a establecer los hábitos alimenticios que serán un aprendizaje para toda su vida.


Al iniciar esta etapa, es imposible pedirle a un niño que no haga reguero mientras come o que no coma con la mano, comenzando porque están en una etapa de desarrollo puramente sensorial donde es de vital importancia que experimenten texturas y sabores, también porque su desarrollo psicomotriz es aún muy simple para el agarre adecuado de un cubierto, así que es mejor asegurarnos que con nuestra ayuda se alimente correctamente pero al mismo tiempo que disfrute de esa experiencia tan novedosa para él.


Comprender esto es muy valioso y comprender que a medida que el niño crece evolucionan sus etapas de desarrollo y que los alimentos que puede consumir se incrementan es de igual importancia, ya que a pesar de todo esto la alimentación en un lugar, horario y compañía especifica se convertirá en un habito de desarrollo personal para toda su vida y su refuerzo no debe pasar por alto.


¿Qué quiere decir esto?

¿Han visto niños comer viendo el celular o la tablet?, ¿La antigua técnica del avioncito? O ¿niños comiendo con juguetes sobre la mesa? Bueno, en la creación de hábitos, el cerebro crea asociaciones que le permiten identificar al niño la importancia de la acción que esta llevando a cabo y los motivos que lo llevan a realizarla, si mezclamos juguetes con alimentación, nuestro pequeño asociará estas dos acciones (jugar y comer) y se corre el riesgo de que en ocaciones futuras pida juguetes para comer o no pueda comportarse igual en la mesa sin ellos, esto mismo pasa con la tablet, el celular o hasta el televisor, razones que le impedirán adoptar una conducta adecuada a la hora de comer.

Cada elemento tiene su espacio y su función, así que para facilitar su comprensión en un ejemplo similar pasa lo mismo cuando solo llevamos al niño a que asocie la lectura con el sueño, cuando le leamos o sea autósuficiente en la lectura… ¡dormirá!


En edades posteriores, aproximadamente a partir de los 2-3 años, estos comportamientos normalmente son identificados y corregidos en las instituciones educativas donde ya el niño es un ser autónomo en su alimentación y se evidencian las consecuencias de esta combinación de hábitos, ya sea por lo siguiente: los niños comen muy lento, tienen posturas inadecuadas en la silla, se distraen muy rápido, juegan con la comida, prefieren otros elementos al plato o hasta proponen juegos inesperados con sus compañeros. En casa, los adultos pueden estar atentos a estas actitudes y reconocerlas como puntos a fortalecer dentro del proceso evolutivo de los niños y hasta aspectos a acordar con la institución educativa con el fin de que sea un trabajo en equipo y que se logren resultados mas rápidos y significativos.


Es importante resaltar que no se espera que el niño sea una persona perfecta o estática cuando se siente a comer y mucho menos sabiendo que niño es sinónimo de movimiento, la intención es crear hábitos saludables y positivos para el futuro de nuestros pequeños. Hay casos de casos, cada pequeño es un mundo diferente y cada familia esta en la libertad de decidir de que forma crea la relación entre el alimento y los niños, todas las opciones son respetables y admiradas.

Por último, Es posible hacer de éste un momento importante y de desarrollo socio-afectivo, pensando en los adultos a cargo de niños pertenecientes a la primera infancia, la alimentación se puede enseñar por medio del ejemplo (si los niños nos ven comer tranquilamente y de forma correcta, ellos lo harán), por medio de una alimentación creativa (¿Porque no intentar hacer un animal o una carita feliz en el plato?), por medio de un sentido educativo (a medida que comen es posible enseñarles los beneficios de sus alimentos) o por medio de incentivos positivos (Celebremos si utilizó correctamente el cubierto, si no regó el alimento, si se comió sus verduras).


¡Ánimo! Sí es posible lograrlo, siempre con paciencia y mucho amor pensando en un ser que construye su propio aprendizaje y sobre todo su futuro.


Daniela Escobar Flórez

 
 
 

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